Tras ser asaltados por los cambiaformas hace unas semanas, deambulamos por el páramo durante algunos días hasta que una extraña anciana nos encontró y nos llevó a su cabaña, en la que estamos desde entonces.
Es una mujer excéntrica y de extrañas costumbres. Por algún motivo, parece evitar decirnos su nombre, pero desde el primer momento se ofreció a darnos cobijo y a tratarnos como invitados. Nos ha proporcionado ropa, alimento y un techo bajo el que dormir. A cambio, nosotros la ayudamos en lo que necesita y hemos arreglado pequeños desperfectos de su destartalada cabaña.
Su hospitalidad está siendo de gran ayuda mientras exploramos nuevas zonas del páramo e investigamos la manera de recuperar el Cuaderno.