En sus últimas palabras antes de perder la consciencia, la anciana nos indicó que debíamos tomar su viejo cayado de roble y llevarla al bosque, lo cual, dadas las circunstancias, nos pareció una idea prácticamente suicida.
Aun así, preparamos una camilla improvisada en la que acomodamos a la ermitaña y, al echar un último vistazo por la ventana antes de salir para asegurarnos de que no había peligro, sucedió lo imposible: El bosque había venido hasta nosotros.
Y entonces, los árboles hablaron.
martes, 3 de julio de 2012
Y entonces, los árboles hablaron
martes, 8 de mayo de 2012
El ataque
Anoche la anciana nos despertó para avisarnos de que algo o alguien estaba rondando la casa. Con cuidado de no ser vistos, observamos a través de una ventana a dos grandes criaturas de aspecto monstruoso que vagaban inspeccionando el lugar, una de ellas sostenía algo en la mano.
Tras unos minutos observándolas en silencio, oímos unas voces que nos resultaron familiares y con un escalofrío entendimos que los cambiaformas habían vuelto.
Después de dar unas vueltas, se dirigieron hacia la cuadra y, antes de que pudiéramos reaccionar cuenta la ermitaña salió tras ellos, seguramente a proteger a los animales. Rápidamente el phooka y el puck se abalanzaron sobre ella y nosotros, armados con los los atizadores de hierro de la chimenea, salimos en su ayuda.
Todo sucedió muy deprisa. Cuando quisimos darnos cuenta, los cambiaformas huían mostrando su verdadero aspecto y dejando tras de sí el fardo que uno de ellos cargaba: nuestro cuaderno.
Asustados, aunque algo más tranquilos, lo recogimos, y cuando íbamos a entrar en la casa, un sonido atrajo nuestra atención. Al girarnos vimos al phooka tocando su pequeña flauta a pocos metros de nosotros y, en un abrir y cerrar de ojos, usando su instrumento como cerbatana, disparó un pequeño dardo...
...directo al pecho de nuestra anfitriona.
sábado, 17 de marzo de 2012
San Patricio
Anoche, pasadas las doce, este pequeño visitante llamó a la puerta de la cabaña. Venía a lomos de una enorme oveja que tiraba de un carro con un gran barril de cerveza. Al verle, la cara de nuestra anfitriona se iluminó con una gran sonrisa e invitó a entrar al pequeño hombrecillo.
Tras descargar el barril en la cocina y llevar a la oveja a la cuadra, nos unimos a ellos. Según parece, muchos años de profunda amistad unen a la ermitaña y a este leprechaun, que viene a visitarla cada día de San Patricio cargado de cerveza.
Por algún motivo que no logramos comprender, el barril parecía no vaciarse nunca, y tras varias pintas decidimos retirarnos, habiendo perdido la esperanza de entablar con el leprechaun una conversación lúcida y sin alcohol de por medio. Aun así el invitado nos regaló una bolsita de oro a cada uno antes de acostarnos. Después, él y la anciana, siguieron bebiendo, riendo y recordando tiempos pasados sin pausa durante toda la noche.
Al levantarnos esta mañana el único rastro que quedaba del leprechaun eran dos bolsitas llenas de hojas secas y una terrible resaca.
domingo, 19 de febrero de 2012
La Ermitaña
miércoles, 18 de enero de 2012
Amenazas a la luz de la hoguera
sábado, 24 de diciembre de 2011
domingo, 18 de diciembre de 2011
¿Seguidos por cambiaformas?
Como comprobamos la semana pasada, los páramos son un lugar en el que es fácil perderse debido a la continua presencia de céspedes engañosos durante el día y de fuegos fatuos por la noche. Además, nos hemos topado con diversos animales con extrañas conductas, entre ellos un caballo y una cabra sospechosos que han estado apareciendo y desapareciendo de forma inesperada durante los últimos días.
Creemos que algún tipo de cambiaformas podría estar siguiéndonos.