Fotografiando hadas

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Hay diversidad de opiniones sobre el motivo por el cual hay quien nace con la capacidad innata de ver hadas. Cualquiera que sepa dónde buscar encontrará también cientos de métodos efectivos para conseguir la visión artificialmente. Se habla de lentes de piedra, de rituales, de tréboles de cuatro hojas, setas, pétalos de prímula y estados alterados de la consciencia.

El arte de fotografiar hadas, en cambio, es mucho más sencillo. Si algo hemos aprendido de la Sra. Moore, es que todo se limita a una cuestión de óptica y química.

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19 de septiembre

A medida que avanzamos en nuestro camino, los fugaces encuentros con distintos seres pequeños y extraños se hacen más habituales. Con el paso de los días, las hadas parecen mostrarse cada vez más curiosas y confiadas, dejándose ver con más facilidad. Quizá estén empezando a acostumbrarse a nosotros.

Aquí algunos bocetos rápidos que hemos podido tomar hasta el momento:

Speciofata europsis

Llevamos una semana intentando localizar a la criatura que pudimos fotografiar recientemente. Por algún motivo, a pesar de la impresión (o la certeza) de estar rodeados por estos seres de forma constante, resulta imposible observarlos directamente. Son hadas realmente escurridizas.

Lo curioso es que, a pesar de todo, parecen interesadas en colarse en nuestras fotografías, en las cuales sí aparecen retratadas. Quizá el "problema" no se encuentre en ellas sino en nuestros ojos.
A partir de las fotografías que he podido tomar, Raúl ha hecho algunos bocetos de estas caprichosas criaturas.

Escrito por Álvaro en 12/09/2011

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Ojos en la espesura

Continuamos nuestro viaje a través de un frondoso bosque en un lugar indeterminado de la geografía europea. Hace días que no nos cruzamos con nadie de carne y hueso. Sólo corteza y madera.

Desde que topamos accidentalmente con la doncella anfibia hace más de una semana, no hemos encontrado rastros evidentes de otros seres mágicos, pero la extraña sensación de ser observados nos invade en todo momento y, desde hace dos días, tenemos indicios de que no estamos solos. Alguien o algo ha estado revolviendo nuestras bolsas mientras dormíamos. Todas excepto la mochila con hebilla de hierro, lo cual sólo puede significar una cosa: hadas.

Mientras comprobábamos que todo estuviera en orden, Raúl ha tomado una fotografía accidentalmente.

Todo indica que, efectivamente, no estamos solos.

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